La dinámica del mercado viene generando la necesidad de que las estructuras empresariales sean eficientes y competitivas. Ello provoca, que en numerosas ocasiones deban realizarse operaciones de concentración (fusiones) o de desconcentración, siendo el caso de las operaciones de escisiones totales o parciales.
La escisión constituye el proceso inverso al de fusión, esto es, en lugar de una concentración empresarial, se trata de una disgregación del patrimonio de una sociedad mercantil en dos o más partes.
En este proceso se persiguen objetivos como la descentralización o separación de actividades, consiguiendo una estructura personal autónoma con personalidad jurídica independiente, ajustando su estructura financiera a sus necesidades.